viernes, 27 de marzo de 2015

EL NOMBRE

De acuerdo con la lengua, el término mam significa “padre genérico” o “abuelo”, por ello se usa como vocativo tanto para el padre como para el abuelo, pero también es un clasificador con el que se designan deidades, ancestros fundadores y sacerdotes. Así, por ejemplo, q-mam q’iij significa “nuestro padre sol”, donde el prefijo q- indica la primera persona plural posesivo, mam “padre” a la vez que “deidad”, y q’iij, “sol o día”.

Otros ejemplos son q-mam che’w, “nuestro padre estrella”; q-mam jb’aal, “nuestro padre lluvia”; q-mam xmu, “nuestro padre San Simón”; q-mam pale, “nuestro padre sacerdote o cura”, o q-man ajq’iij, “nuestro padre sacerdote mam” (literalmente, “nuestro padre contador de los días”). 

Debe señalarse el cambio en el uso del término mam, ya que en algunas variantes se sustituyó el fonema /m/ por /n/. En vez de decir mam ahora usan man, “padre”; chman, “abuelo o sacerdote”; q-man jab’aal, “padre lluvia”, y así sucesivamente. 

Desde luego, hay otras interpretaciones sobre el término mam de autores cuya referencia son los Anales de los Cakchiqueles y el Título de los  señores de Totonicapán, que traducen mam como “sordomudo”; sin embargo, la palabra en mam para designar esta caracterización es mee, lo que denota una distancia tanto de la forma como del significado del vocablo. Como complemento a la masculinidad dentro de la concepción dual mesoamericana, los mames designan la feminidad con el clasificador q-txu, “nuestra madre”, con su carga significativa equivalente al reverencial del padre; por ejemplo, q-txu tx’otx’, “nuestra madre tierra”; q-txu ixi’n, “nuestra madre maíz”; q-txu qya, “nuestra madre luna”, etcétera.


LA LENGUA

El nombre con el que se les reconoce oficialmente es mam o mame; sin embargo, los pobladores designan su lengua como to qyool, que quiere decir “en nuestra palabra”, y como grupo étnico se dicen winaq qo’, “nuestra gente”. Este idioma pertenece a la familia de las lenguas mayances, las cuales se clasifican en cuatro grandes ramas: las dos primeras son el huasteco y el yucateco; las otras dos grandes divisiones son la rama occidental y oriental, a la cual pertenece el mam junto con el ixil, el aguacateco y el teco o tectiteco, conocido en México como cakchiquel.


HABLANTES DE MAM EN EL PAÍS


1.- Baja California 47
2.- Campeche 2 132
3 .-Coahuila 11
4.- Chiapas 19 957
5.- Chihuahua 9
6 .-Distrito Federal 83
7.- Guanajuato 3
8.- Jalisco 5
9.- México 66
10.- Morelos 5
11.- Nuevo León 5
12.- Oaxaca 3
13.- Puebla 8
14.- Querétaro 2
15.- Quintana Roo 1 130
16.- Sonora 16
17.- Tabasco 50
18.- Tamaulipas 4
19.- Veracruz 22
20.- Yucatán 73
21 .-Zacatecas 1

Total 23 632


El mam es una lengua con bastante variación dialectal, dentro de ella se reconoce la gran variante tacaneca, origen de la base del mam que se habla en Chiapas. Sin embargo, debido al intercambio entre los pueblos, ya sea por colindancia o por flujo migratorio, se evidencian características del mam que se habla en algunos puntos de Guatemala.

 Así, se tiene que el Soconusco refleja rasgos lingüísticos de la región del Tacaná, San José Ojetenam, Sibinal y Tajumulco, mientras que el mam de los municipios de la Sierra Madre de Chiapas, como La Grandeza, Bella Vista, El Porvenir, Siltepec, Bejucal de Ocampo, Mazapa de Madero y Amatenango de la Frontera, se asemeja al mam que se habla en Tacaná, San Miguel Ixtahuacán, San Ildefonso Ixtahuacán y Concepción Tutuapa. En Guatemala los fenómenos de identidad y variación lingüística se relacionan con la división política municipal, mientras que en Chiapas se caracterizan, en buena medida, por el origen migratorio y la dispersión regional de los hablantes, hecho que complica su ubicación.





LA POBLACIÓN 


A la fecha no se cuenta con un censo que refleje el total de la población mam. Esto se debe a dificultades de carácter étnico, lingüístico e histórico inherentes a su conformación en la parte mexicana. En los censos oficiales la lengua mam o la actividad agropecuaria aparecen como elementos definitorios de su pertenencia étnica, de tal suerte que los datos en las encuestas arrojan resultados previsibles de una abrumadora mayoría de población no indígena, representada por jóvenes y adultos de ambos sexos, que ha dejado de usar el idioma materno convirtiéndose en monolingüe del español. Sin embargo, estas personas cuestionan las estadísticas oficiales en cuanto al bajo número de habitantes mames registrados, pues ellos, a pesar de que no hablan la lengua, fundamentan poseer un origen no sólo de parentesco sino histórico con su etnia. La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas ofrece datos estadísticos interesantes sobre la actual composición de la población mam, mismos que se reflejan en los cuadros siguientes. A continuación se destaca el criterio lingüístico para la medición de datos, así como el de los miembros integrantes de los hogares censados:


HABLANTES DE MAM EN CHIAPAS


1 Tapachula 4 717
2 Motozintla 3 321
3 El Povenir 2 981
4 Cacahoatán 2 148
5 Amatenango de la F. 1 261
6 Unión Juárez 805
7 Frontera Comalapa 781
8 Mazapa de Madero 615
9 Siltepec 377
10 Bella Vista 335
11 La Grandeza 301
12 Escuintla 230
13 Tuzantán 223
14 La Trinitaria 183
15 Bejucal de Ocampo 167
16 Comitán 156
17 Maravilla Tenejapa 138
18 Huixtla 124
19 Pijijiapan 100
20 Cintalapa 67
21 Villa Comaltitlán 67
22 Altamirano 62
23 La Concordia 61
24 Ángel Albino Corzo 57
25 Tuxtla Gutiérrez 52
26 Bochil 50

Otros Municipios chiapanecos 578

Total 19 957

Los mames se identifican porque comparten una serie de caracteres simbó- licos particulares no sólo en cuanto a rasgos físicos (mediana estatura, cara redonda, cabello lacio, nariz ancha y labios gruesos), sino también en ciertos códigos de conducta, como el respeto a los ancianos y a los líderes religiosos y comunales, así como a las deidades propias de su calendario ritual. 



En su cosmovisión poseen creencias, tradiciones, mitos, cuentos e historias locales que han heredado de generación en generación. La ocupación mayoritaria es la agricultura. Los oficios artesanales y obreros los desempeñan generalmente adultos y jóvenes, mientras que las mujeres se encargan de las labores domésticas, del pastoreo de ovejas, del corte de café y del pequeño comercio. 




VESTIMENTA


La indumentaria tradicional de ambos sexos ha desaparecido casi por completo entre la población mam. Algunas ancianas la conservan todavía, y varía según el lugar de origen de la usuaria. En el Soconusco, las ancianas visten trajes tejidos en San Pedro Sacatepéquez y Comitancillo, departamento de San Marcos, Guatemala. El primero consiste en un enredo de seda con franjas horizontales de color amarillo y verde ceñido a la cintura con una faja de los mismos colores; la blusa, también de seda, es de color blanco con encajes en el cuello y las mangas. El segundo traje típico es un enredo de algodón jaspeado de vistosos colores ceñido a la cintura con una faja de colores tejida en telar de cintura. El huipil es de algodón de varios colores, con figuras antropomorfas y zoomorfas, con estampado rectangular al borde del cuello 

y redondo en las mangas. Este mismo traje lo usan las ancianas de la sierra, pero también visten el que se confecciona en San Miguel Ixtahuacán, que consiste en un enredo tejido en algodón de varios colores, donde sobresale el verde. La faja es tejida en telar de cintura y tiene franjas rojas y blancas.



El huipil consiste en un tejido de telar de cintura de dos piezas con figuras antropomorfas y zoomorfas donde destacan los colores rojo, negro y blanco. Completan la indumentaria un rebozo largo de varios colores con el que se cubren la cabeza y un listón para el trenzado del cabello. A raíz de los programas gubernamentales de rescate de las tradiciones indí- genas, mediante el programa de música y danza mam algunas agrupaciones reinventaron su indumentaria. En el Soconusco las mujeres usan un enredo de seda jaspeado de rojo y amarillo “achiotado”, un listón y faja rojos. Los hombres llevan pantalón y camisa blanca, faja roja y sombrero de palma con sandalias y paliacate rojo al cuello. 



Ha desaparecido la indumentaria masculina que consistía en un pantalón blanco tejido de algodón cubierto con un taparrabo (hechos en El Porvenir) de lana y ceñido con faja de algodón de color rojo o cinturón de piel vacuno; la camisa era tejida de algodón blanco o de colores con mangas largas y la vestimenta se complementaba con sandalias, sombrero de jarcia y un saco de lana peinada de borrego.


ALIMENTACIÓN


Entre los mames figuran dos tipos de alimentación: la cotidiana y la ritual. En lo general, ambas están condicionadas por los recursos que su economía les permite. Consumen frijoles negros con chile seco de árbol, tortillas y atole de maíz cocido. Hierven un tipo de frijol pinto grande, llamado xmaa’k, con cebolla, ajo y sal y lo sirven con un mole batido de masa de maíz mezclado con achiote, chile, ajo y cebolla, previamente asados.



 Esta misma preparación se hace con habas tiernas, chícharos y hongos de temporada. Las comidas se acompañan con tamales de masa de maíz envueltos en hojas de tusa (hojas de mazorca), canake (cierto árbol) o plátano, así como con tortillas. Si bien existe una extensa variedad de tamales, como los de chipilín o de frijoles tiernos enteros llamados xee’p, también los hay de elote, de trigo y con carne de puerco, pollo, hongos y res. 


Asimismo, elaboran otro tipo de tamales con varias capas de frijol y haba podrida llamados choon, “tayuyos” o “tlacoyos”. La carne que se consume es de res, pollo, guajolote o borrego. Se prepara cocida con cebolla, ajo, jitomate, sal y chile y se le agrega repollo (col), garbanzo, papas, güisquíl (chayote) y q’oq’ (calabazas). Pocas veces comen carne de animal de caza —conejo, armadillo o venado— debido a su escasez. Los moles se denominan xk’om iky; los hay de color rojo y verde. El rojo es el que antes mencionamos con los frijoles. 

El verde se prepara con carne de pollo o puerco, y se le agregan semillas de calabaza, tallos de cebollines, ajonjolí, chile piquín, cilantro y sal. Dichos ingredientes se asan previamente en el comal y se muelen en metate o licuadora; luego se baten con un poco de masa de maíz o harina de trigo. Las comidas rituales son cocidos de carne y panza de res, moles de pollo y de puerco, barbacoa de res y de borrego. Por supuesto, no faltan los tamales con carne envueltos en hoja de bijao (una variedad de hoja de plátano).


ARTESANÍAS E INDUSTRIAS TRADICIONALES


 La escasa artesanía que producen los mames es de consumo utilitario e intraétnico. En Cantón Chiquihuites y Unión Juárez se elaboran canastos; en Pavencul, Tapachula, La Calera, Ojo de Agua, Cacahoatán, Chisquibil, Bejucal de Ocampo y Frontera Comalapa, utensilios de alfarería. 



En ejidos de Motozintla y Mazapa de Madero se procesa copal; en El Porvenir y La Grandeza, mantillones de lana, cotones, taparrabos y aparejos arquillados para bestias de carga; en Mazatán, sombreros de palma; en Belisario Domínguez, juguetes de madera; en Niquivil, Granados Talcanake, El Malé y El Porvenir, petates, canastos y tortilleros de zacate; en la colonia El Horizonte de Mazapa de Madero, morrales de jarcia. En Bancantón de Altamirano, La Laguna, El Horizonte y Libertad Frontera y Mazapa de Madero se elaboran toles o jícaras, hechas con la fruta de una variedad del árbol de amate, para tortillas y semilleros, y en Belisario Domínguez, Huehuetán, Tuzantán y Escuintla, jícaras pozoleras y decorativas. 


MÚSICA Y DANZA


 La influencia de los medios de comunicación y el mercado de la música moderna han desplazado la música tradicional mam desde la década de los cincuenta. Los mames amenizan sus fiestas patronales, cívicas y religiosas con música de marimba sola o con instrumentos de percusión y de viento, como batería, trompeta, saxofón y acordeón. Sin embargo, con la promoción de la danza mam ocasionalmente se participa de la música de marimba con instrumentos de cuerda, entre ellos el violín. En las posadas, jó- venes y niños entonan cantos religiosos acompañados con sonidos de chirimilla (flauta), tambor, caparazón de tortuga y “chinchines” de jícara elaborados en Belisario Domínguez. A la danza tradicional de los mames, con motivo de fiestas familiares de nacimiento, bodas, defunciones y otras ceremonias religiosas, le llaman zapateado; bailan sólo entre hombres o entre mujeres con música de guitarra y violín llamado shirin. El baile ritual es el denominado pa’ch; se baila con una mazorca “cuacha” (doble) vestida con tela estampada y decorada con papel celofán que semeja una muñeca. El danzante la toma entre los brazos y se pone a bailar con ella. Es una danza ritual propiciatoria que significa abundancia, multiplicación de mazorcas cuachas al año siguiente. Por eso se le hacen fiestas y se le rinde culto.



La ceremonia la encabeza el abuelo o el ajq’iij especializado para tal efecto. Esta práctica todavía se lleva a cabo en los lugares próximos a la frontera. Las danzas tradicionales que se efectuaban durante las fiestas patronales de los pueblos eran las de “los Toritos”, “la Conquista” y “la Granada”. Ya no se realizan por el costo que implica traer de Guatemala el vestuario y los recitales.




PEREGRINACIONES 


Una de las peregrinaciones propias del calendario ritual mam es la que los habitantes del Soconusco llevan a cabo a la laguna del volcán Tacaná y que comienza el mes de diciembre y culmina el 15 de enero, día del Señor de Esquipulas. Sin embargo, el ritual como tal lo realizan únicamente algunos ancianos mames que viven en los alrededores del volcán.

El propósito es agradecer las lluvias que se van y pedir por las que vienen para la siguiente cosecha. Los jóvenes de las ciudades aledañas que escalan el volcán lo hacen en diciembre por razones ajenas a la tradición. Si antes los abuelos efectuaban mandas y rituales de siembra de cruces de ocote en sus faldas, ahora los jóvenes han acabado con esas cruces para sus fogatas. De la misma manera, prácticamente se ha perdido el sentido de la peregrinación que se realizaba a la Piedra de Huixtla durante los meses de abril y mayo; hoy sólo continúa como lugar de turismo.


Las romerías a Guatemala el 15 de enero, día del Cristo Negro de Esquipulas, se han dejado de organizar debido, entre otras causas, a la violencia que azota al país vecino y a la falta de recursos. A pesar de ello, algunas personas realizan esfuerzos individuales y, ya sea por alguna manda o por algún tipo de crisis, realizan esporádicamente alguna peregrinación el 12 de diciembre a la Basílica de Guadalupe ubicada en la ciudad de México.





RITUALES


Quizá los rituales más extendidos en territorio mam son los cultos que se practican en los volcanes, los cerros, las cuevas, los ríos, las lagunas, los cruces de caminos, las milpas y los hogares. 

En el territorio mam se localizan cinco volcanes: Santa María, Siete Orejas, Tajumulco, Santiaguito y Tacaná. Entre ellos, dos cuentan con laguna en su cráter: Tacaná y Siete Orejas. En la cima de ambos volcanes se organizan peregrinaciones regionales y ceremonias religiosas: al primero, en los meses de diciembre y enero; al segundo, del 1 al 3 de mayo, día de la Santa Cruz y del Santo Mundo. 

Los pobladores cercanos al Tacaná creen que parte de las aguas que alimentan los ríos, como el Muxb’al, viene del volcán. En las orillas de este río los ajq’iij sembraban los ombligos (cordones umbilicales) de los recién nacidos que las comadronas habían cortado. Se dice que antes se veían piedras planas en las orillas del río sobre las que se llevaban a cabo ceremonias con encendido de velas y quema de incienso y de sangre de gallo; a un lado de dicho altar sembraban la cruz de ocote del recién nacido, la cual majaban con una piedra que previamente el progenitor había entregado al sacerdote mam para su ritual. Una vez terminada la ceremonia, el ajq’iij recogía del lugar una nueva piedra para colocarla en el altar doméstico en sustitución de la anterior; al nacer otro bebé se repetía el mismo proceso. 

Hoy esta ceremonia la realizan sólo algunos abuelos que viven en la parte guatemalteca. También se cree que muchas de las cuevas existentes en la región son entradas a largos túneles conectados entre sí que conducen al centro de los volcanes. Son caminos subterráneos por donde transita Juan No’j, el dueño del volcán, quien se lleva el alma de los hombres a cambio del dinero recibido una vez cumplido el término del pacto. 




Asimismo, los mames consideran al volcán Tajumulco como el esposo del Tacaná. Dicen los lugareños que allí reside el dueño de los animales de caza, a quien se le pide permiso antes de salir a cazar. Los accidentes y la falta de presa durante la caza se deben a una violación de la norma, por lo que deben solicitar la intervención del ajq’iij para conjurarla. 

La regla es cumplir con ayunos, pedirle permiso al dueño de los animales y guardar abstinencia sexual. En los rituales al ciclo de vida los ajq’iij realizaban ceremonias domésticas por lo menos una vez durante la gestación y otra durante la siembra del cordón umbilical a orillas del río Muxb’al, “lugar de ombligos”. 

También el ajq’iij participaba en la celebración de matrimonios mediante limpias en las que se utilizaba un envoltorio compuesto con flores, velas, copal, incienso, aguardiente, cigarros y las cruces de los contrayentes. 


Las ceremonias de sacrificio y quema del gallo se hacían en algún cerro sagrado de la localidad. Al día siguiente se iba a la orilla de algún río en cuyo cauce se dejaba caer el envoltorio para que se llevara los males. Asimismo, en los rituales mortuorios todavía interviene el ajq’iij, quien mediante ceremonias de oración acompa- ña y ayuda a salvar la pena del fallecido en su viaje a la otra vida. Generalmente él prepara los objetos individuales del difunto, es decir, el t-tz’is, “su basura”, que ha de enterrarse al tercer día del funeral.




Al muerto lo bañan en el chuuj, “temascal”, dos o tres personas del mismo sexo; se le viste con ropa nueva y se envuelve en un rebozo tamaño matrimonial con la cabeza amarrada con un paliacate. En el altar doméstico se reza y se dicen plegarias para que el espíritu del difunto sirva de intermediario entre los vivos y los muertos. No debe faltar abundante comida, café, pan, cigarros y aguardiente para los presentes. Según el estatus del difunto será la participación de la comunidad durante el funeral; a veces van acompañados con música de marimba y cohetes. Por lo general, los rituales cotidianos

 —rezos y bendiciones a los santos, a los astros, tanto solares como nocturnos, y a los granos de la siembra— son domésticos y están a cargo del padre de familia o del abuelo, no así el de las lluvias y el de las cosechas, donde es obligatoria la presencia del ajq’iij en la casa, la siembra o las montañas.

 En cuanto a los rituales de las fiestas de Semana Santa, se manda hornear pan en bóvedas construidas con tabiques de barro cocido. Los panes se intercambian entre las familias y vecinos como símbolo de fraternidad. Se guarda abstinencia sexual, no se trabaja y además está prohibido hacer ruidos que dañen los oídos del dueño del Santo Mundo y le provoquen dolores de cabeza. 

Los rituales en las celebraciones del Día de Muertos empiezan el 1 de noviembre con la elaboración de arreglos florales para los niños fallecidos y coronas para los adultos. En el altar a los muertos se colocan ofrendas con los objetos y la comida que más le agradaban al fallecido. 



La puerta de la casa se le deja abierta al espíritu de los muertos. Los días 2 y 3 de noviembre se realizan visitas al cementerio, se ponen velas y arreglos florales, se recitan responsos y oraciones en la tumba de los difuntos pidiendo por la comida y la salud de los vivos. Algunas personas recurren a los rezanderos locales.